Foto: Ken James, DWR
Un desastre ‘climático’ controversial en el norte del condado de Monterey
Esperanza salió corriendo de su casa con sus tres hijas justo antes de que el río Pájaro desbordara todo lo que la campesina y su familia poseían. Pero la inundación que arrasó todo el pueblo de Pájaro el 11 de marzo de 2023 no fue un simple desastre climático. Y las inundaciones tampoco son la única amenaza que el calentamiento del planeta trae a esta comunidad agrícola de bajos ingresos que queda al límite de los condados de Monterey y Santa Cruz. Si bien un proyecto largamente atrazado para prevenir futuras inundaciones finalmente avanza, los residentes aún luchan por recuperarse. “El poco margen que había se está disminuyendo”, dice un defensor de los trabajadores agrícolas. Muchos de los impactos más dañinos de un clima cambiante, y la batalla que resulta para los habitantes de Pájaro, siguen siendo invisibles para quienes no viven allí, e intratables para quienes los experimentan día a día.
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Un desastre ‘climático’ controversial en el norte del condado de Monterey
Alrededor de la 1 a.m. del 11 de marzo de 2023, Esperanza y sus tres hijas huyeron de la casa donde vivían en Pájaro, California, justo antes de que el río Pájaro enterrara todo lo que poseían tras una inundación. Esperanza, una campesina y madre soltera que pidió el uso de su primer nombre solamente, después duró medio-año refugiándose con su hermana y luego con una amiga antes de regresar a casa.
“Yo la miraba normal la lluvia”, dijo. “No como si fuera a inundarse”.
A medida que surgieron más relatos de la devastación, muchos titulares culparon al cambio climático por el río atmosférico y la subsiguiente falla del dique que inundó la mayor parte de Pájaro, un pueblo en el norte del condado de Monterey que es predominantemente de bajos ingresos y latino. La mayoría de los hogares y negocios en la comunidad no incorporada de 3,000 habitantes sufrieron el mismo destino que el hogar de Esperanza. Pero la catástrofe no fue solo un desastre climático. Si bien la inundación puso un foco sobre las amenazas climáticas alrededor de la pequeña comunidad agrícola que queda al límite de los condados de Monterey y Santa Cruz, muchos de los impactos más dañinos de un clima cambiante y la lucha de los pajareños han pasado desapercibidos para quienes no viven allí e intratables para los residentes que los experimentan día a día.l
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A five-part series of stories in which KneeDeep Times explores the science behind climate extremes in California, and how people and places react and adapt.
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“Las raíces no pueden respirar”
Mientras el río Pájaro inundaba la casa de Esperanza, también se extendía sobre cientos de hectáreas del terreno agrícola orgánico del agricultor Dick Peixoto.
“Tuvimos alrededor de 50 hectáreas donde toda nuestra cosecha temprana de brócoli estaba plantada en un área en Pájaro que quedó bajo unos ocho pies de agua y mató toda la cosecha”, recuerda Peixoto, quien ha trabajado en agricultura por más de 50 años. “Fue bastante devastador”.
Incluso antes de que se rompiera el dique, la temporada se estaba volviendo desafiante. Tormentas invernales consecutivas dejaron poca oportunidad de que el suelo saturado se secara.
“La tierra solo necesita respirar”, explica Peixoto. “[Las plantas] están selladas allí, así que restringe su crecimiento y las retrasa. Realmente están luchando por sobrevivir”.
Proyecciones climáticas regionales predicen que en las próximas décadas habrá menos días de lluvia en general. Pero cuando llueva, será más intensa, con un aumento de hasta 30% de precipitación en el día más lluvioso del año en el valle de Pájaro. No está claro cómo el calentamiento global está afectando al fenómeno climático El Niño 2023-2024, que trae lluvias más intensas a California tras los años. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que eventos extremos durante El Niño se volverán más comunes a raíz del cambio climático. Recientemente, El Niño no influyó en la lluvia invernal que hubo en California de 2022-2023, lo que hace que la serie de poderosos ríos atmosféricos sea más inusual.
Eloy Ortiz, un miembro del personal de la organización de justicia climática local Regeneración Pájaro Valley y de la junta del grupo sin fines de lucro Center for Farmworker Families, dice que incluso antes de que el dique fallido inundará al pueblo, “Las lluvias de diciembre de 2022 y enero de 2023 fueron tan intensas que [los agricultores] estaban sacando campos de servicio — campos que normalmente se usarían para plantar fresas y proporcionar trabajo a los campesinos”.
El margen disminuyendo
Después de que las aguas de la inundación retrocedieron, la perspectiva agrícola en Pájaro se volvió más preocupante. La ley de California dicta que los campos inundados por una tormenta deben permanecer en barbecho hasta dos meses para evitar la cultivación en aguas residuales, pesticidas u otros contaminantes que la inundación pueda haber esparcido. Esa primavera y verano, mientras Esperanza intentaba reconstruir la vida de su familia, el trabajo agrícola en el que siempre había confiado era difícil de encontrar. Ortiz dice que la experiencia de Esperanza no fue inusual.
“Hay trabajadores agrícolas que están acostumbrados a trabajar muy duro de marzo a noviembre, y a ahorrar todo su dinero durante la temporada de cosecha, y luego vivir de sus ahorros de noviembre a marzo del año siguiente”, explica Ortiz. Interrupciones en la cosecha significan que “el poco margen que había se está disminuyendo”.
Aun así, las interrupciones climáticas menos extremas que una inundación son las que probablemente afectarán más a ese margen financiero, tanto para los trabajadores agrícolas como para los agricultores. En el Valle de Pájaro y en el condado de Santa Cruz, las fresas son el cultivo más abundante y lucrativo. Pero las plantas necesitan cientos de “horas de frío” (cuando las temperaturas bajan a 45 grados o menos) para que la fruta se desarrolle. En esa región, el promedio de las temperaturas nocturnas más bajas se proyectan que subirán de los bajos 40 a 46.5 grados a mediados de siglo, y posiblemente más, dependiendo de las emisiones futuras de gases de efecto invernadero. Pero incluso un escenario modesto significa perder suficientes horas de frío como para amenazar la agricultura de fresas.
El Valle de Pájaro tiene un clima envidiable para trabajo de campo en comparación a campos y tierras más calientes en los valles de Salinas y Central, pero la aclimatación al clima templado también puede hacer que los campesinos costeros resientan más las olas de calor, dice Ortiz. Algunos saben menos sobre los riesgos que sus compañeros en el Valle Central, agrega, y es posible que no se den cuenta de cosas que los hacen más vulnerables a la deshidratación, como la cafeína en bebidas energéticas que a veces consumen para trabajar. La región del Valle de Salinas, que en algunos casos incluye al Valle de Pájaro, tiene en promedio la población de campesinos mayores de edad más alta del estado, lo que solo aumenta el riesgo que corren los trabajadores.
El calor también es peligroso. Durante la última década, docenas de estudios han documentado cómo el calor empeora los riesgos de exposición a pesticidas para los campesinos, incluso cuando los aerosoles se vaporizan y se esparcen a larga distancia y porque la piel humana absorbe productos químicos fácilmente.
Según una demanda presentada en abril de 2024 contra el Departamento de Regulación de Pesticidas de California y el Comisionado Agrícola del Condado de Monterey, en Pájaro, este riesgo se extiende más allá de los trabajadores en los campos a “las personas más vulnerables de nuestro estado”: estudiantes en aulas, parques infantiles y guarderías a una bocanada de los campos.
Más que el cambio climático
Los cambios y desafíos sutiles en la aireación del suelo, la producción de fresas e incluso los impactos de los pesticidas pueden parecer de menor importancia frente a la catástrofe innegable que experimentaron casi todos los residentes de Pájaro en marzo de 2023. Pero según Mark Strudley, director ejecutivo de la Agencia de Manejo de Inundaciones Regionales de Pájaro, “Las cosas que han sucedido en Pájaro no las atribuyo necesariamente tanto al clima”.
Continúa, “el clima es definitivamente un factor pequeño. Pero en general, las tormentas que observamos en Pájaro [en 2023] no han sido tan grandes”.
Tanto una lluvia que casi rompiá el dique en 2017 como el río atmosférico que logró hacerlo en 2023 son históricamente consideradas tormentas de una vez cada década — más intensas que un invierno típico, pero no inauditas. La negligencia extrema, en lugar del clima extremo, fue el principal culpable en Pájaro.
Durante décadas, el sistema de diques del Valle de Pájaro estuvo entre los más inadecuados del país, con un historial de 60 años de fallas frecuentes y una demanda ganada hace casi 30 años que exigía que se reparara el dique, pero que nunca fue implementada. Esas mejoras no fueron prioridad para el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, en gran parte porque el gobierno federal históricamente basaba sus cálculos para tales proyectos en el valor de posibles pérdidas — una métrica que excluía a Pájaro, por su propiedad de bajo valor, de poder recibir financiamiento.
Strudley estima que proyectos prospectivos del Cuerpo de Ingenieros que costarían $100 mil millones buscan asistencia federal cada año — en comparación a un presupuesto de $1 mil millón por año. “El personal anterior del Cuerpo de Ingenieros en la oficina local literalmente me dijo … que este proyecto iba a permanecer en un estante y nunca iba a suceder”, dice.
Después de medio siglo de inundaciones catastróficas y casi-accidentes, al igual que múltiples demandas y legislación estatal que despeja un camino a financiamiento especial para Pájaro, la revisión del sistema de diques no está en el estante. Al contrario, una revisión será retroceder las riberas del río para que las inundaciones pasen en parte de lo que actualmente es tierra de cultivo — no para adaptarse a un clima cambiante, sino para dar espacio al río como ha estado tratando de fluir desde siempre.
Esperanza no ha oído hablar de estos planes, y más de un año después de la inundación, todavía teme que el agua pueda regresar. Con la voz temblorosa, dice que desearía poder mudarse a cualquier otro lugar con espacio suficiente para ella y sus hijas.
“Yo sigo buscando”, dice, “y el día que encuentre [un lugar], me voy a ir de aquí”.
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Managing Editor: Ariel Rubissow Okamoto
Web Story Design: Afsoon Razavi, Vanessa Lee & Tony Hale
Science advisors: Alexander Gershunov, Patrick Barnard, Richelle Tanner
Series supported by the CO2 Foundation.
Top Photo: Lakeside Organic Gardens
Spanish Translation: Sierra Garcia & Eliana Perez